Bocados con historia: nuestros favoritos en Barcelona y Madrid

Una selección íntima y honesta de nuestros restaurantes favoritos en Barcelona y Madrid — lugares donde, si decís que venís de parte de Vicky y Agus (MyRentalHost), siempre serás recibido como un amigo. Y quién sabe… capaz hasta te llevás un regalo.

Bar Canete by MyrentalHost

Bar Cañete

Si tuviéramos que elegir un solo restaurante para recomendar — uno solo, sin posibilidad de dudar— sería Bar Cañete. Es nuestro lugar en Barcelona. De esos que combinan todo: cocina increíble, energía auténtica, y una barra donde siempre pasan cosas buenas.

La carta es una oda a la cocina española hecha con amor, técnica y producto de primer nivel. Pero no venís solo por eso. Venís porque hay magia en el ambiente, porque cada vez que entrás sentís que estás en un sitio donde pasan cosas especiales. Y si te atiende Albert o Julio —nuestros amigos y cómplices gastronómicos—, sabé que tenés un plus garantizado. Ellos no solo te recomiendan bien, sino que te hacen sentir parte de la familia.

Nosotros vamos cada vez que podemos, y todavía nos emocionamos igual que la primera vez. Sentate en la barra si hay sitio, pedite los clásicos (sí, las croquetas, pero también el solomillo o el canelón), y abrí bien los sentidos.

Casa Lolea

Este es uno de esos lugares que nos hace sonreír apenas entramos. Casa Lolea tiene alma, tiene encanto y, por supuesto, tiene sangría (¡y qué sangría!). Pero no una cualquiera: una gourmet, hecha con mimo y servida con una alegría que contagia.

Venimos cuando queremos desconectar sin irnos lejos, para compartir tapas con amigos, brindar sin razón o simplemente dejarnos cuidar. La carta mezcla tradición española con un giro moderno, y todo está pensado para disfrutar. El local es precioso, lleno de detalles, y siempre tiene esa vibra de “aquí se está bien”.

Y un tip: si vas y ves a Julia, decile que venís de parte de Vicky y Agus. Seguro te saluda con una sonrisa y… quién sabe, capaz te invita con algo.

Casa Lolea By MyRentalHost
Can Framis By MyRentalHost

Can Framis

Can Framis es como entrar en una cápsula del tiempo bien cuidada, donde todo está en su lugar y nada es por casualidad. Está en lo que fue una antigua tienda de comestibles del siglo XIX, y se nota: hay historia en las paredes, en las vitrinas, en cada rincón.

Cada vez que venimos, sentimos que estamos pisando una Barcelona que ya casi no existe.

El ambiente es tranquilo, auténtico, con música suave de fondo y una barra donde siempre hay alguien conversando bajito o leyendo el diario. Las vitrinas conservan botellas y objetos antiguos que nos recuerdan que no todo tiene que ser rápido o moderno para ser perfecto.

Nos encanta venir cuando queremos bajar un cambio. Sentarse, pedir una tabla de quesos, una tostada de jamón o un montadito de sobrasada con miel, y dejar que el tiempo pase. Hay algo muy acogedor en cómo está pensado todo, sin pretensiones pero con mucha alma. Cada producto está bien elegido, bien servido y bien cuidado.

Es ideal para un vermut sin reloj, un desayuno de esos que se alargan sin culpa, o una tarde de charla con copa en mano.

Elsa y Fred

Elsa y Fred tiene algo que no se puede explicar, solo sentir. Es de esos sitios que logran ser íntimos aunque estén llenos, donde podés tomarte un café lento o quedarte a cenar y brindar como si fuera una ocasión especial… aunque no lo sea. Nos enamoramos de este lugar la primera vez que fuimos, por su mezcla entre bistró neoyorquino y alma barcelonesa. Todo está cuidado: desde la música suave hasta los platos con ese toque justo entre casero y sofisticado. La decoración tiene algo de película antigua, con ladrillo visto, espejos, flores frescas y ese aroma que te hace bajar el ritmo. Y la comida… ¡ay, la comida! Sus bravas son una obra de arte (sí, lo decimos en serio), y el brunch es uno de los mejores que hemos probado en la ciudad. Pero también venimos por la noche: una copa de vino, unos huevos benedict, y esa sensación de estar donde tenés que estar. Si vas, sentate cerca de la ventana si podés, y si te gusta el dulce, no te vayas sin probar el carrot cake.

Elsa y Fred By MyRentalHost
Sophie Restaurant By MyRentalHost

Sophie

Sophie es una joyita escondida con alma de artista y corazón de cocinera. Tiene algo de bistró bohemio, algo de casa con flores frescas, algo de lugar secreto que solo compartís con quien sabés que lo va a valorar.

Nos gusta venir acá cuando queremos algo distinto, sin perder lo esencial: buen producto, cariño en los platos, y ese ambiente cálido que invita a quedarte más de lo planeado. La carta cambia con frecuencia, pero siempre hay algo fresco, vegetal, colorido, con sabor real. Los postres son un capítulo aparte. Spoiler: el pastel de zanahoria te puede cambiar el día.

A veces hay noches temáticas, otras veces tarot o catas. Y siempre, siempre, buena música y energía linda.

Es de esos lugares que sentís que te reciben como sos.

Pepeta

Pepeta es de esos lugares que te atrapan desde la entrada. Tiene diseño, tiene historia, tiene cocina con raíz… y además está en una de las zonas más visitadas de Barcelona, pero con alma de rincón escondido.

Es el “hermano menor” de Casa Lolea, pero con identidad propia. Su nombre está inspirado en Josefa Moreu, musa platónica de Gaudí y símbolo de fuerza y belleza —algo que se siente en cada rincón del restaurante: en los colores, en las vajillas, en los platos bien presentados sin perder sencillez.

Acá venimos cuando queremos comer rico en zona turística sin sentirnos turistas. Las paellas son un must (especialmente la de verduras con toque ahumado), la sangría se mantiene a la altura del sello Lolea, y el ambiente es relajado, luminoso, con esa sensación de que te podés quedar horas.

Pepeta By MyRentalHost
Casa Leopoldo by MyRentalHost

Casa Leopoldo

Casa Leopoldo es Barcelona en estado puro. Es historia, barrio, tradición y orgullo. Es de esos restaurantes que sobrevivieron al paso del tiempo sin perder lo que los hace únicos: autenticidad.

Fundado en 1929, Casa Leopoldo fue y sigue siendo un refugio para los amantes de la buena cocina catalana. Su comedor ha recibido escritores, artistas, políticos y vecinos de toda la vida. Tiene alma de novela de Vázquez Montalbán y sabor a receta de abuela.

Nos encanta venir acá cuando queremos reconectar con esa Barcelona de antes. El fricandó, los callos, el suquet de pescado… cada plato tiene memoria. Y lo mejor es que lo clásico no está reñido con el mimo: los platos están cuidados, los productos son de temporada, y el servicio es de los que no se olvidan.

El local conserva ese aire de bodega elegante, con fotos antiguas, camareros que te llaman por el nombre y una luz cálida que invita a quedarse.